Repelentes adecuados para niños y bebés

Los repelentes, incluso los que dicen ser para toda la familia, no son la mejor opción para los niños cuya piel es más sensible y no puede tratarse con los mismos productos que la de un adulto.

La piel de los niños y los bebés es mucho más delicada que la de un adulto, por eso hay algunas características que debemos buscar en los repelentes para que sean efectivos sin provocar ningún daño.
Siempre leer las etiquetas. Los repelentes deben estar indicados para las diferentes edades niños en sus indicaciones y las sustancias y concentraciones de las mismas que tienen.
Bebés recién nacidos. Como postula la Academia de Pediatría Americana, no se recomienda que en bebés menores a dos meses se utilicen repelentes, siendo preferible protegerlos
cubriéndolos con velo anti mosquitos, pantalones y remera de manga larga de color claro.
Sin embargo, la Asociación de Pediatría Argentina, ante el contexto de epidémico de dengue, sugiere que si se utilizasen repelentes con DEET es preciso confirmar que su concentración sea menor al 30%, no colocarlo sobre heridas ni piel irritada, no rociarlos en lugares cerrados ni debajo de la ropa de los chicos como tampoco directamente sobre el cuerpo del niño sino en
las manos del adulto y luego sobre el niño.
Cuidados de la piel. En niños menores a dos años, los repelentes en crema ayudan a evitar irritaciones en la piel, en vías nasales u ojos. También se sugiere la elección de repelentes realizados a base de sustancias naturales (como aceite esencial de jojoba o citronella), que sean libres de parabenos (conservantes) y, fundamentalmente, estar dermatológicamente testeados.
Otro tipo de repelentes. Tanto la Academia Americana de Pediatría como la Sociedad Argentina de dicha especialidad, coinciden en que tomar vitamina B1 o comer ajo, utilizar
brazaletes o dispositivos de ultrasonido o electrocución de insectos son ineficaces para ahuyentarlos.
Por estas razones, es importante tener en cuenta estos datos a la hora de elegir el repelente ideal para los más pequeños; para no sólo prevenir que los piquen los mosquitos, sino también
evitar un posible daño en su salud.
Asesoró Pelente
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